Este miércoles, GABAL dialogó con Andrea González, docente del Colegio Emilio Lamarca, quien junto a sus alumnos llevó adelante una nueva campaña solidaria en pleno centro de la ciudad, en calles 17 y 18, destinada a colaborar con Protección a la Infancia. La iniciativa combinó la ayuda social con el cuidado del medio ambiente, bajo una propuesta educativa y sustentable.
“Esta es una campaña que hacemos todos los años y este año le dimos un toque especial porque comenzamos desde hace varios meses un trabajo de reciclado con los chicos”, explicó González.
“Elaboramos macetas ecológicas con yerba usada y detergente ecológico con cáscaras de naranja y limón. Los chicos prepararon los envases, diseñaron las etiquetas, llenaron las macetas con tierra, plantaron y hoy los estamos intercambiando por alimentos para la merienda de Protección”.
La actividad involucró a alumnos de quinto año del turno mañana y segundo año del turno tarde, quienes instalaron un puesto solidario en el atrio de la iglesia. Allí, vecinos y transeúntes pudieron participar llevando dos alimentos no perecederos para la merienda, a cambio de alguno de los productos elaborados artesanalmente por los estudiantes.
Además del fin solidario, la propuesta apunta a fomentar la conciencia ambiental y el reciclaje desde la infancia “Como escuela católica siempre tratamos de trabajar valores vinculados al ayudar al otro, pero también al cuidado del planeta. La yerba y las cáscaras son desechos cotidianos que podemos reutilizar, y de esa forma enseñamos a los chicos a darles un nuevo propósito”, comentó la docente.
La respuesta de la comunidad fue inmediata y entusiasta “El canasto está colmado de mercadería, y hay gente que se acerca y dice ‘no quiero nada a cambio, solo colaborar con Protección’, lo cual nos emociona muchísimo”, destacó González.
La iniciativa también trascendió las aulas, ya que muchas familias comenzaron a replicar en sus hogares la elaboración de detergentes y macetas ecológicas. “Es una actividad que los chicos ya incorporaron en casa. Las abuelas, los tíos, todos están aprendiendo a hacerlo”, concluyó Andrea, satisfecha con el impacto educativo y solidario de la propuesta.
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