El empresario Federico Andrés “Fred” Machado, detenido y acusado de integrar una estructura dedicada al blanqueo de dinero y narcotráfico, rompió el silencio y brindó detalles sobre su relación con el diputado libertario José Luis Espert, en el centro de la polémica por los aportes recibidos durante su campaña presidencial de 2019.
En declaraciones radiales, Machado aseguró que Espert le pidió ayuda económica en plena campaña. “¿Che, no me podés hacer un aporte monetario porque estamos en bolas?”, habría sido la frase con la que el economista le solicitó colaboración.
Según el empresario, le transfirió al menos 200.000 dólares bajo el concepto de “asesorías personalizadas”, además de otros 100.000 o 150.000 dólares destinados directamente a financiar gastos de campaña.
“Lo conozco en 2019. Nunca tuve interés en la política. Me gusta cómo hablaba, era totalmente diferente al Espert de 2025. No era agresivo”, relató. “A través de un contacto lo conocí. Me decía que quería detonar al sistema, que tenía 58 años y quería cambiar el país. Me pareció una causa noble de un tipo con personalidad media dura”.
Los aportes y el contrato firmado
Machado señaló que los aportes se formalizaron con un contrato legalizado por Espert. “Hay un contrato firmado, él lo apostilló y me mandó una copia. Era en cuotas, pero no recuerdo la cifra final”, explicó.
Sobre los fondos destinados a la campaña, aseguró: “La plata para un tipo que gasta 1000 dólares al mes... si gasta 100.000 es mucho. Por mis ingresos, no me pareció un gasto importante. Le habré dado 100 o 150 lucas”.
El empresario, actualmente bajo prisión domiciliaria en Viedma, afirmó que en 2019 Espert lo convocó cuando su estructura política era mínima y estaba rodeado por un pequeño grupo de colaboradores: Nazareno Etchepare (exjefe de campaña) y Clara Montero Barré (vocera).
“Era todo muy bizarro”
Machado describió algunas de las reuniones previas a las elecciones: “Cuando llegué a la Argentina ya tenían vicepresidente: Luis Rosales, un periodista de CNN, que yo ni conocía. Hicimos una reunión para planear la campaña al estilo Dick Morris, el asesor de Clinton. En la casa de Rosales estaban Espert, Clarita, Dick Morris, uno que hacía encuestas, otro que parecía sacado de una película de los años 40, dos pibes jovencitos y Lilia Lemoine. Era muy bizarro todo”.
También contó que puso a disposición un avión privado para los traslados del economista.
“Viajamos juntos en dos oportunidades, pero no sé cuántos trayectos hizo él con el avión. Igual, entre gitanos no nos tiremos las cartas; acá los políticos son todos delincuentes que se pagan las campañas con obra pública y aportes”, lanzó.
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