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En la mañana de este jueves, GABAL dialogó con el concejal Martín Pérez, quien se refirió al debate que se generó en torno a la futura presidencia del Concejo Deliberante. El edil recordó que desde 1985 rige un acuerdo de palabra entre las fuerzas políticas por el cual la conducción del cuerpo legislativo recae en el espacio que triunfa en las elecciones.

“En 1983, a través de una negociación entre las minorías, se sacó la presidencia al radicalismo, que había ganado. Eso generó mucha controversia. Dos años después se acordó, de palabra, que quien ganara ejercería la presidencia. Ese acuerdo se viene respetando hace 40 años”, explicó Pérez. Y aclaró que si bien el mecanismo formal es la votación interna de los concejales, el criterio histórico fue darle la presidencia al sector más votado: “Tiene un sustento en la voluntad popular. La gente elige y eso debe verse reflejado”.

El concejal indicó que, a su entender, la discusión actual surge porque “aparentemente el Departamento Ejecutivo estaría operando para que ese acuerdo no se cumpla”. Mencionó además que el intendente Esteban Reino habría manifestado su intención de continuar con la presidencia. “Mi opinión es que no debería generar debate. Ganó La Libertad Avanza y le corresponde decidir quién será el presidente. No necesariamente tiene que ser alguien de su espacio, pero sí debe ser una propuesta de ellos”, señaló.

Pérez recordó que en su propia experiencia el acuerdo siempre se respetó: “Cuando éramos gobierno y perdimos la legislativa con Gabriel Petruccelli le dimos la presidencia. Cuando perdimos con el radicalismo a través de Reino también la aceptamos. No es una tradición, es un acuerdo sustentado en el voto de la gente”.

Consultado sobre la importancia concreta de la presidencia del Concejo, consideró que el rol es representativo, pero puede tener peso en votaciones ajustadas. “El presidente solo desempata si hay igualdad de votos. Hoy el oficialismo tiene ocho concejales y la oposición diez. Si el oficialismo acordara con algún concejal externo podría quedar 9 a 9, y allí define el presidente. Si no, la oposición mantiene 10 a 8 y la diferencia queda clara”, explicó.

Finalmente, Pérez remarcó que la legitimidad surge del voto popular: “Así como el oficialismo decía que tenía mayoría porque la gente lo respaldó, cuando pierde esa mayoría también debe reflejarse. Negociar la presidencia después de perder debilita la acción política y no respeta la palabra, que en política no es poca cosa”.

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