El Gobierno nacional consiguió evitar una derrota legislativa en la Cámara de Diputados durante el debate de la reforma a la ley reglamentaria de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) y decretos delegados.
Aunque la votación general arrojó 140 votos a favor, 80 en contra y 17 abstenciones —en su mayoría provenientes de la UCR—, el artículo tercero del proyecto no alcanzó la mayoría absoluta de 129 votos requerida por la Constitución, quedándose con 127 votos positivos.
Esa diferencia mínima provocó que la iniciativa deba volver al Senado, donde había obtenido media sanción. El artículo en cuestión imponía una restricción significativa al Ejecutivo, al establecer que todo DNU debería ser ratificado por ambas cámaras en un plazo de 90 días, bajo pena de quedar automáticamente derogado.
Desde el oficialismo celebraron el resultado y calificaron la embestida opositora como “desestabilizante”, destacando que lograron retener apoyos clave a último momento para evitar que la reforma avance.
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