El Observatorio de Políticas Públicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires presentó un relevamiento que muestra cómo la crisis económica y la inflación han modificado los hábitos de consumo de los argentinos.
De acuerdo con el estudio, en apenas unos meses, el porcentaje de personas que paga alimentos con tarjeta de crédito pasó del 39% al 46%. Este fenómeno, que antes era una estrategia puntual para compras de alto valor, hoy se extiende a productos básicos, reflejando la pérdida de poder adquisitivo y la necesidad de recurrir a financiamiento para llegar a fin de mes.
El informe también señala un descenso en el uso de efectivo y tarjetas de débito, lo que sugiere que cada vez más hogares optan por el crédito para diferir pagos, aun cuando esto implique afrontar intereses elevados.
Los especialistas advierten que este patrón de consumo incrementa el riesgo de sobreendeudamiento y limita la capacidad de ahorro de las familias. Además, destacan que la dependencia de la financiación para la compra de bienes esenciales es un indicador de fragilidad económica y de tensión social.
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