El 16 de septiembre se celebró en Argentina el Día del Almacenero, fecha que busca poner en valor a miles de hombres y mujeres que, detrás de un mostrador, sostienen desde hace décadas la vida cotidiana de los barrios. En Balcarce, uno de esos rostros es el de Adelina Muza, una mujer de extensa trayectoria que convirtió su pasión en oficio y que todavía hoy, a sus 83 años, atiende con la misma dedicación de siempre.
“Más o menos hace 35, 40 años que estoy en el rubro. Primero estuve con mi papá trabajando unos cuantos años y después quedamos con un local en la avenida Favaloro. Con el tiempo me instalé en distintos puntos de la ciudad, hasta llegar al negocio actual en calle 19 entre 6 y 4”, recuerda.
Una pasión de toda la vida
Para Adelina, el almacén no fue solo un trabajo: “Me gusta este negocio porque me siempre me atrajo desde chica. Hoy, para mí, es un entretenimiento. Sigo hasta que Dios diga basta”, afirma entre sonrisas. Su rutina diaria incluye abrir temprano, atender sola y, en ocasiones, tomarse un respiro: “Los martes puse un cartel de descanso, pero a veces no cierro. Si tengo que hacer mandados, lo aprovecho, porque no tengo empleados ni nadie que me ayude”.
A pesar del paso de los años, mantiene la vitalidad intacta. “Soy una señora muy activa, muy lúcida. Me gusta la gente, me gusta la clientela. Tengo clientes de toda una vida”, señala, con el orgullo de saber que ha construido lazos de confianza que trascienden lo comercial.
Reconocimiento de vecinos y distribuidores
En el barrio, Adelina es querida y respetada. “Yo nunca estoy enojada con nadie. Mi atención es siempre la misma. Mejor que lo digan los vecinos, porque si lo digo yo van a pensar que me agrando”, bromea. Entre anécdotas, se detiene a recordar a distribuidores y amigos que la acompañaron en estos años: “No quiero dejar a nadie afuera con todos siempre me he llevado muy bien”.
Un oficio que no abandona
Su historia es también la de miles de almaceneros que encontraron en el mostrador un lugar de pertenencia, trabajo y cercanía con la comunidad. “Yo nací para el negocio. Desde chica jugaba a atender, y cuando papá puso el almacén, lo seguimos con mis hermanos. Después de tantos años, no sé qué me daría dejarlo. Para mí es mi forma de vida”, confiesa.
Antes de despedirse, deja un saludo especial: “Muchos saludos a toda mi familia, a mis amigos y a los distribuidores. Si alguno no lo nombré, que me perdone, pero yo me acuerdo de todos”, finalizó.
Un look para la foto
Para darle un cierre a la nota, Adelina posó para la foto que ilustra esta noticia. Fueron algunos los minutos que le tomó "acomodar su look" para la ocasión que guarda en sus clientes, familiares, amigos, vendedores y vecinos un profundo reconocimiento y agradecimiento para con ella.
Te puede interesar: