En diálogo con GABAL en la tarde de este martes, Mujica relató la difícil situación que atraviesa junto a su familia. “En diez días nos rompieron todos los vidrios, las puertas. Tuvimos que cambiar todo. O sea, todo gasto que uno no tiene planeado ni nada. La situación está complicada para todos”, expresó con visible preocupación.
El comerciante aseguró que la parrilla es un emprendimiento familiar en el que trabajan él, su esposa y sus hijas, y que los constantes hechos de vandalismo implican un fuerte golpe económico. “Nos cuesta pagar la luz, el alquiler, todos los impuestos. Y acá están pasando cosas que todos los vecinos se quejan, todos saben quiénes son”, señaló.
Mujica también cuestionó la falta de respuestas de las autoridades judiciales: “Cuando hice la denuncia me dicen que ya saben quiénes son, pero no pueden hacer nada. Los suben al patrullero y a la media hora están en la casa. Todos sabemos quiénes son, pero esa es la respuesta que nos dan”.
El comerciante reveló que, tras los reiterados episodios, debió invertir en medidas de seguridad adicionales: colocó rejas, cámaras y alarmas. Sin embargo, aseguró que la preocupación persiste. “Me parece que van a tomar medidas en el asunto cuando alguien reaccione de otra manera y pase algo grave”, advirtió.
Finalmente, reclamó que se implementen controles más efectivos en la zona: “Se sientan en la plazoleta y nadie puede hacer nada. Tienen que tomar alguna medida porque no puede ser que no se pueda hacer nada. Así no se puede seguir”.