Daniel Galst, referente del grupo de autoayuda "Lenguaje del corazón", visitó los estudios de GABAL para compartir su testimonio de vida y la labor que realiza junto a otros voluntarios en la lucha contra las adicciones.

Daniel Galst Tiene 42 años y hace 17 que inició su camino de recuperación. Luego de pasar por terapias y espacios que no lograban ayudarlo de forma efectiva, encontró una comunidad en Buenos Aires que marcaría un antes y un después en su vida. Desde entonces, no solo sostiene su sobriedad, sino que trabaja activamente para brindar contención a quienes atraviesan una situación similar.

Galst explicó que el consumo problemático de sustancias es apenas un síntoma de algo más profundo: “Muchos ven el alcohol o las drogas como el problema en sí, pero en realidad hay una raíz emocional y familiar detrás que debe ser atendida”. A través del programa de recuperación basado en principios de Alcohólicos Anónimos, construyeron un espacio de escucha, reflexión y acción en Balcarce.

Desde hace seis años, el grupo funciona en el CIC 1, donde de lunes a viernes reciben a personas en situación de vulnerabilidad a partir de las 17 horas. Allí realizan reuniones abiertas, charlas y actividades comunitarias. También abordan la problemática en escuelas secundarias, como ocurrió recientemente en la Escuela N°10, donde trabajaron con alumnos de tercer a quinto año.

El impacto del grupo ha sido notable: según Galst, entre 3.000 y 5.000 personas pasaron por el espacio en estos años. Sin embargo, aclara que el proceso de recuperación es largo y no siempre lineal. “Muchos vuelven a consumir al creer que con dejar de beber basta. Pero la verdadera recuperación es mucho más profunda: tiene que ver con el amor propio, con cambiar la forma de vivir”.

Uno de los pilares del grupo es la experiencia compartida. “La terapia funciona por identificación. Cuando uno escucha al otro y se siente reflejado, empieza un puente de comprensión”. Además, el programa sostiene que la recuperación requiere acción constante, compromiso y red de apoyo.

El grupo no cuenta con financiación externa. Se sostienen con sus propias contribuciones, siguiendo la Séptima Tradición de Alcohólicos Anónimos. Cuando los recursos no alcanzan, los propios miembros cubren los gastos necesarios para seguir brindando el servicio.

En paralelo, están preparando una casa de contención que permita dar respuesta a la creciente demanda. “Queremos tener un lugar preparado, con condiciones reales, que esté a la altura de la necesidad de quienes llegan buscando ayuda”, señaló Galst.

El referente también se refirió a la problemática institucional que rodea a las adicciones. Sin dar nombres, afirmó que existen espacios que lucran con la enfermedad y que, en lugar de ayudar a rehabilitar, perpetúan la dependencia: “No quiero ser parte de eso. Nosotros trabajamos por fuera del negocio de la enfermedad”.

Por último, destacó el papel fundamental de la fe y el deseo de cambiar: “La recuperación empieza con el deseo de dejar de sufrir. A partir de ahí, con acompañamiento y conciencia, es posible salir adelante”.

Para quienes necesiten ayuda o quieran sumarse al proyecto, el grupo “Lenguaje del corazón” sigue recibiendo a toda persona que quiera encontrar una salida. “No prometemos milagros, pero sí un camino, una red y un mensaje de esperanza”, concluyó.

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